Hay mujeres que duermen abrazadas a sí mismas. Y cuando apagan la luz se quedan un rato con los ojos abiertos, como descifrando los códigos de los ciegos...
Hay mujeres que se recuestan con la congoja a un costado. Hay mujeres que escuchan canciones mientras se muerden el labio inferior o sienten una opresión en el pecho. Hay mujeres que tienen el consuelo de las canciones. Hay mujeres que se truenan los dedos y musitan conjuros contra el desamor. Hay mujeres que se desnudan mientras un escalofrío les recorre las vértebras y a lo lejos suena un piano y un saxofón recién afinado. Una mujer solloza a solas, rodeada de una jauría de miedos. Una chica desesperada nunca encuentra las salidas de emergencia. Y hay mujeres que suelen jugar con fuego con demasiada frecuencia, sin reparar siquiera en el humo en los ojos y el ardor de las manos.
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