jueves, 31 de julio de 2008

Sección de carnes frías

© Manual para canallas

Estás formado en una fila que parece avanzar con la velocidad de una señora gorda frente a la sección de botanas. Ya llevas diez minutos formado y tu paciencia escasea. Te caga la Comer de Azcapotzalco porque sólo es un poco más grande que tu departamento –chiste local— y todo mundo se atora en los pasillos. Delante de ti está formada una señora con más de 30 artículos, pese a que el pinche letrero dice “Caja rápida. Máximo diez artículos”. Pero nadie la hace de tos, porque estamos acostumbrados a ser testigos de grandes tragedias, sin imnutarnos; mientras los políticos saquean al país, pocos votan. “Oiga, señora, esta es una caja rápida”, intentas advertirle, pero ella te interrumpe, “ya lo sé, pero también hay cosas de mi comadre” y entonces, sin decir agua va, se meten en la fila otra señora y una chamaca. Se reparten la mercancía. “Por eso este país no progresa, por gente como ustedes, por los que siempre quieren hacer trampa”, sueltas con enfado. “!Y ni progresará, estás soñando!”, la escuincla se cree muy lista y se burla. “Pues claro que no va a progresar si las madres maleducan a tontas como tú”, sueltas con rencor. Escuchas carcajadas atrás de mí. “Sí es cierto, pinches viejas”, dice una chava. Ella y su amiga se ríen. “Bien hecho, amigo, pinches rucas mamomas”, agrega la otra. Las tramposas nos miran con odio. Si no fuera porque los preservativos están al dos por uno ni te acercabas por allí. Las chavas murmuran a mis espaldas. La cajera no puede creer que estés comprando todo eso y se te queda viendo como si fueras un maniático. “Ay, amigo, para qué quieres tanto condón”, te cotorrea una de tus “amigas”. Mientras pagas le explicas que “prefiero gastar en estos globos que pagar fiestas infantiles por el resto de mi vida”. Las chicas se carcajean, por lo que supones que sí entendieron. Tal vez sea tu imaginación, pero una de ellas te sonríe con coquetería. Les invitarías un café, pero desconfías de las mujeres que se acompañan para comprar brasieres. Tú no le dices a tus amigos: “vamos a Julio Regalado porque la ropa interior está al dos por uno”. Mal karma. Y además, eres pésimo para la conquista. “Chau”, les guiñas un ojo. Y sólo se ríen como colegialas.

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Conocí a Julieta en el último año de prepa y aunque yo no era su tipo anduvimos juntos un buen rato. Después de una fiesta se fue conmigo y al otro día me confesó que lo había hecho porque “eres bueno en los deportes”. Yo sólo disfrutaba estar en movimiento, desde niño, así que jugaba en la selección de basket, en la de fútbol y en atletismo. Gané algunas medallas, pero nunca conquisté a la chica que me fascinaba. Pero bueno, Julieta también era hermosa. Su cuerpo delgado, con las curvas correctas, piernas largas, ojos grandes, labios perfectos y una sonrisa que a veces parecía sincera. Luego llegaron las vacaciones y la idea era estudiar en la misma universidad, hasta que un día me dijo que necesitaba un tiempo, que ya no la buscara. No hice dramas. Y menos cuando me contó que no seguiría estudiando, que conoció a un tipo que le dijo que ella podría ser modelo. Esa historia ya me la sé, le advertí que el wey sólo quería tirársela, aunque yo intuía que eso ya había sucedido. Después de un tiempo, algún amigo en común me dijo que al parecer Julieta salió en un catálogo de Suburbia o algo así. Me dio gusto por ella, no, mmm, no es cierto, me dieron ganas de buscarla pero me ganó el orgullo. En la universidad me enamoré de veras, pero no funcionó porque mi chava se volvió muy pacheca. Pero esa es otra historia que algún día escribiré.

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Hace no mucho tiempo me reencontré con Julieta. Yo escogía unas botellas de ron cuando se me acercó una chava que me sugirió aquella oferta que parecía tentadora. Me volví para verla. Era una demostradora de una marca de tequila. “Hola, Julieta”, ella me reconoció de inmediato. Se sacó de onda. La mujer había ganado kilos y, supongo, había perdido la batalla con la celulitis, pero aún así se veía aceptable. “¿Invítame a tu fiesta, no?”, se río cuando vio la cantidad de botellas. En eso llegaron Paco y Gerardo, que habían ido por las botanas. Hice las presentaciones habituales. Ellos la invitaron al reven. Dijo que salía en media hora, que si la aguantábamos. Gerardo se quedó a esperarla, así que Paco y yo nos adelantamos. “Está sabrosa la vieja”, Paco siempre ha sido mujeriego, “si se apendeja el puto de Gerardo yo sí me la chingo”. Que pinche weba me dan mis amigos. “Fue mi novia en la prepa”, expliqué con desgano, “pero no duramos mucho”. Paco ni se molestó en escucharme. “No creo que Gerardo la suelte, es un perro”, se lamentó Francisco. La fiesta no fue la gran cosa. Lo de siempre: canciones pésimas, las mismas viejas que se han acostado con todos, los tipos de siempre que se empedan y les duele el codo para comprar más botellas, y la estúpida competencia para ver quién se lleva a la cama a la vieja nueva. Paco se quedó con las ganas. Gerardo acaparó a Julieta, pero aún así conversé con ella un rato. No le sorprendió que yo hubiera acabado la carrera, “porque siempre fuiste de los más matados de la clase”. Odié su perspectiva. Luego se quejó de los pinches-hombres-todos-son-iguales. Era casada y tenía un chavito. Eso no le importó para irse a un hotel con Gerardo. A mí, ella me pareció la misma vieja inmadura que me hizo sufrir un rato, aunque ya no era tan joven. Así que ni ganas de cortejarla. Dado que su corazón es tan gélido como una víscera, creo que no debería ser demostradora de tequilas, sino trabajar en el departamento de carnes frías y salchichonería. Ah que pinche Julieta, dónde quedaron tus sueños, en qué supermercado se congelaron tus aires de grandeza. Y no tengo vocación de Romeo y Shakespeare sólo es una estatua en un mausoleo. Ya lo dicta algún cantante demasiado cursi: “uno no es lo que quiere, sino lo que puede ser”. Yo por eso siempre he dicho que lo más importante no es saber volar, sino volverse un experto en aterrizajes.

manualparacanallas@hotmail.com

Manual para canallas

Roberto G. Castañeda
El Universal
Jueves 31 de julio de 2008

 

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