jueves, 4 de febrero de 2016

Somos expertos en simulacros

Manual para canallas - Somos expertos en simulacros


Un martes, cualquier domingo, no importa la hora, todos aplicamos algún simulacro o chantajeamos a alguien cercano o desconocido...


Todos tenemos un lado oscuro. Y todos somos expertos en simulacros. Por naturaleza, se nos da eso de manipular, mentir, con tal de lograr nuestros fines.

Sí, todos tenemos experiencia en eso de simular. Así me lo dijo algún lunático o un predicador o un sabio, algún filósofo o tal vez mi loquero. ¡Qué más da! Es la verdad: Desde niños, con llanto o con berrinches, aprendimos a manipular a los adultos. De adolescentes, las mujeres aprenden a chantajear hasta con los recursos más infantiles: “es que no me gustan las películas de balazos”. De jóvenes, argumentamos cualquier tontería para explorar los paraísos: “si de verdad me amaras, no pondrías pretextos”. Y así la vida, como una pésima telenovela con terribles diálogos, se nos va resbalando. Un martes, cualquier domingo, no importa la hora, todos aplicamos algún simulacro o chantajeamos a alguien cercano o desconocido. Claro, hay niveles. Hay pequeños y grandes chantajes. Leves o tremendos simulacros. Hay novatos y hay cínicos, masters de la manipulación. Yo sé de muchos, algunos cercanos y otros lejanos.

Mi padre, por ejemplo, no tiene salvación. El sí es un cretino sin remedio, un manipulador de esos que se engañan hasta a sí mismos con tal de dormir sin remordimientos. Pero sus ronquidos lo delatan, sus pesadillas le revolotean el inconsciente. Y cada día se consume, en el cáncer de una vida sin huella ni trascendencia. Mi padre siempre se hizo la víctima: es que mi mujer no me entiende, es que mi ex esposa es de lo peor, es que mis hijos me odian, es que no me alcanza el dinero, es que el mundo está contra mí, es que la vida es muy dura. Mi padre siempre justificando sus fallos. Mi padre gobernado por el alcohol y la desidia de los perdedores eternos. Mi padre que no servirá ni para alimentar a los gusanos. Mi padre y su herencia oscura. Yo mismo tengo sus genes, algunas de sus manías, y cada día y cada noche tengo que luchar con vigor para no volverme el cretino que fue y seguirá siendo él. Reniego de esta herencia oscura, de sus malditos genes de manipulador, de gente mala.


>>>


Sí, mi padre era y es un manipulador profesional. Para nuestra bendita suerte, de mi madre y hermanos, Antonio se fue muy temprano de nuestra vida. Se largó a contaminar otras aguas, a envenenar otras almas. Y a heredar sus genes más oscuros. Ahora lo tengo más que claro, porque de la nada apareció una de sus hijas foráneas. No sé cuántas tenga y tampoco es algo que me importe. El asunto es que una tal Elizabeth vino a dar la cara, en un acto inútil, por su padre que alguna vez fue el mío: 

“Voy a callarte lo hocicon, si piensas que mi padre esta solo te equivocas. Are publica tu mentira con pruebas desde que le empezaron a descontar y hasta que año siguió manteniéndolos. En valde que ya estes viejo para no tener los suficientes pantalones”… 

Y así, con pésimo lenguaje y nula reflexión, apareció esta histérica a defender lo indefendible. En pocas palabras, me acusaba de inventar “chismes baratos” y me pedía que “dejara de joder” y aceptara la realidad de que yo sólo fui “un gran tropiezo. En cambio yo si tuve y tengo el amor de mis padres”. Palabras más, palabras menos, escribió cosas como “ojala tu madre pueda morir empas” después de contar tantas mentiras. También llamó “varbajanes” a mis hermanos, juzgó como “despechada” a mi madre y se despidió como en un vodevil: “yo soy alguien que te queda muy grande y hojala nunca mas sepa nada de ti como en todos estos años”. Esa es parte de la herencia oscura de mi padre, con faltas de ortografía incluidas.


>>>


Mi respuesta a esa herencia es simple, sin rodeos. Siempre he juzgado a mi padre, sus fallas, su alcoholismo, su olvido y su cinismo. Mas nunca me importaron sus mujeres, porque tuvo varias, ni sus hijos. Eso ni siquiera tenía relevancia. Hasta que apareció su hija foránea a defender lo indefendible. Tuve que ponerla en su lugar, sin groserías, con argumentos sólidos e irrefutables: 

“No sé quién diablos seas y tampoco me interesa. Yo seré lo que sea, un cínico o un idiota o un ‘barbaján’, pero al menos tengo educación y escuela. Primero aprende a escribir cuando quieras reclamar algo. Que bonito que has tenido el amor de tu padre, que lindo que creciste junto a él. Como ya lo escribí antes, Antonio fue un accidente en nuestras vidas, algo fugaz. La diferencia entre crecer junto a él o no, es que tú dices "ahiga" y yo digo "haya", tú escribes “empas” y yo “en paz”, tú dices “varbajanes” y yo “barbajanes”. Y así sucesivamente. Respecto al otro tema. Tal vez ya esté viejo, pero afortunadamente me veo más joven que tú, a pesar de que tienes la edad de mi hermana menor. Y no te creas, eh, con la miseria que Antonio nos daba de pensión no alcanzaba ni para que uno de nosotros estudiará siquiera la prepa. Eso es lo que he dejado claro: sí nos daba pensión, una miseria comparada con lo que cuesta sacar adelante a 4 chamacos. Sabes, espero que no dejes de mandarme mensajes, porque me da material para una de esas historias que retratan perfectamente a tu Antonio tan "generoso" y "amoroso". Espero que lo platiques con él y que tenga el valor de decirte la clase de miserable que fue en su vida, no que te cuente las cosas a su conveniencia como siempre ha hecho. También te aclaro que ninguna necesidad tenía de saber de ti. Te recuerdo que tú te pusiste en contacto conmigo. Y lo que siempre he dicho: no es lo mismo invocar al diablo, que verlo venir. Lo demás es recapitular el pasado, un pasado en el que no estabas tú. Sólo mi padre y nosotros. Y el día que muera mi bendita madre, será abrazada por el Dios que tanto la protegió. Y se ira con la paz de habernos dejado una gran herencia: todo su amor y sacrificio”.


>>>


Como lo mencioné, la herencia de mi padre es oscura. A mí me legó este rencor que acumula impuestos, los Días de Reyes sin juguetes, estos genes grises que trato de contrarrestar todo el tiempo, y tantas cosas que sigo maldiciendo. Por otros lados heredó su miseria, su pobreza intelectual, su conformismo, su mediocridad sin límites. Y para reafirmarlo, nada mejor que la sabiduría de Dante Guerra: 

“Mi padre siempre fue
corazón de cactus
zarzal que hiere,
dolor que permanece,
tierra quemada,
semilla que no germina.
Mi padre siempre fue
un punto en la nada,
tolvanera constante,
espina clavada,
leña que no arde,
humareda que ciega
y una tristeza petrificada”. 

Sí, mi padre es una herencia oscura, la calvicie de sus ideas, el cáncer que le carcome el alma.


manualparacanallas@hotmail.com


Roberto G. Castañeda
Jueves 4 de Febrero de 2016.


© Manual para canallas


1 comentario:

  1. eres muy bueno escribiendo, no es un elogio, solo que eres bueno, me gustaría conocerte algún día y poder tomar unas cervezas, así podría contarte algunas historias que seguro publicarías...

    ResponderEliminar