"Cuando naces con la suerte al revés, no hay poder humano ni golpe del destino o ayuda divina que te eche una mano. Cuando naces entre paredes sombrías, escasean los motivos para apreciar el alba"...
Cuando naces con el futuro hipotecado, en tus madrugadas caben todos los pretextos para sentirse incomplet@, aquella lágrima que guardas en la almohada, el beso que extrañas cada mañana, la risa que no volverá a sonar en tu celular, las caricias que no te llegarán hasta el alma. Tan tristes y derrotadas son tus noches, que te duelen hasta los tatuajes que no te has hecho. Como si estuvieras desnud@, cala el frío en los huesos. Tantas veces el suicido te manda postales desde la azotea, desde el baño, aunque en realidad tú mism@ eres el remitente y al mismo tiempo el destinatario. Tus ideas malsanas se amotinan tras la puerta y no sabes cómo dispersarlas. El mundo parece ir en tu contra y te sientes incomprendid@. Basta ya de lamentos, parece decir la foto de tu madre. Pero no fuiste educado para ser independiente. Creciste con escaso hogar-dulce-hogar y demasiados reclamos. Niño, deja ya de molestar. Chamaco, no vayas a ensuciar. Órale cabrón, póngase a trapear. Pinche escuincla malcriada, nunca aprenderás. Y encima, el cretino de tu padrastro se manchaba contigo, siempre te veía como un apestado aunque el perdedor era él. No es de extrañar que en tu propia casa te sintieras como un inquilino, de esos que no pueden pagar la renta y se andan escondiendo del casero. Un extraño en tu propia tierra. Y tantas veces besaste el suelo, que hasta aprendiste a caer. Hasta parece que tu estado ideal es deambular, meditabundo.
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