Si usted aún confía en el amor, no tiene remedio ni salvación. Si usted aún cree en el amor, entonces prepárese para pagar a plazos o con intereses y recargos...
Llena de dudas, acosada por sus inseguridades, Paula intentó por cuarta ocasión llamarle a Alan. La respuesta la decepcionó de nueva cuenta: “El número que usted marcó no está disponible o se encuentra fuera del área de servicio”. Ella buscaba una señal, un símbolo de tranquilidad. En automático pensó lo peor. Seguro que Alan está con su ex mujer, con la muy puta, con la idiota que nunca se da por vencida, con la estúpida que interrumpía a medianoche, a las dos de la madrugada para hacer preguntas obvias: “¡Hola!, ¿estás ocupado?”. En cuanto escuchaba la respuesta titubeante, “emm, sí, un poco”, la ignoraba. “Ay, bueno, es que, mmm, cómo te digo, estoy con unas amigas y justo estábamos escuchando una canción que me recuerda a ti”. Idiota, sí, idiota, eso reflejaba el gesto de enfado de . Y el tonto de Alan no tenía las agallas para colgar, mucho menos para mandarla al carajo. “Sí, ya sé, era Marian”, dice con enojo Paula, “pero ¿por qué no la mandas a la chingada?”. Alan sólo se encoge de hombros. Maldita sea, quién le manda andar con un pendejito que tiene un hijo con otra. Y así será forever. Y no habrá un refugio que salve a Paula de las estupideces, de las llamadas a deshora, de los argumentos comunes del tipo “es que el niño tiene fiebre y no sé qué hacer”. Y cada vez, como siempre, Alan sólo alzará los hombros en actitud de “es-que-yo-no-tengo-la-culpa”. Y Paula se encerrará en el baño, angustiada por cosas que no alcanza a comprender, temerosa de que cuando ella no esté la otra sonría después de hacer el amor con ese tonto que no ha podido dinamitar el pasado. La poesía no cabe, todos lo sabemos, pero hay dardos que son certeros:
“Mientras tú te desnudas con pausa a su lado,
habrá otra que vuele vertiginosa al ritmo de los orgasmos.
Yo no lo sé con certeza, no me atrevería a jurarlo.
Y sin embargo, creo que su corazón está atado,
que su deseo está endeudado con otras caricias y otros labios”.