jueves, 1 de julio de 2010

No creo ya lo que hay pintado en la pared

guayasamin4mod

Sientes que todo se mueve, que una sacudida oscilatoria te hace dudar. Lo primero que dices es “está temblando” y miras hacia la puerta pero todo pasa tan rápido que tu ángel de la guarda ni siquiera tiene tiempo de alarmarse

Además cuál es el problema, si tu vida ha sido un constante derrumbe, un bombardeo que te ha dejado medio sordo, un tanto loco, totalmente destrozado. Ni para dónde hacerse, porque encima de todo ya eres un refugio antiaéreo ambulante y sueles habitar en el subsuelo, no por nada te conoces al dedillo todas las líneas del Metro. Así que pones en sincronía el iPod y suena “el temblor, uohhhh ohhhh ooohh ooo, el temblor, despiértame cuando pase el temblor”. Soda Stereo siempre ha sido un aliciente, un punto de fuga en los peores momentos. Es curioso, pero las canciones te han enseñado más sobre la vida que muchos maestros. La escuela sólo es un pasaporte hacia la realidad, una estancia temporal mientras encuentras tu mejor sitio o quizá el peor de ellos. Todas las canciones nos dicen algo, el chiste radica en buscar relámpagos que te iluminen, ciertas frases que te hagan mejor. Es curioso, pero acabo de retomar un disco que me marcó en momentos de confusión. Y la letra de “Romper la voz” fue un himno durante mucho tiempo:

“Esta noche no tengo ganas de callar.
Esta noche puede pasar todo en este bar.
Esta noche estoy a punto de estallar.
Esta noche yo me quiero romper la voz.

No creo ya lo que hay pintado en la pared.
No creo ya el mismo rollo otra vez.
No estoy para sonrisas de salón.
Déjame gritar mi rabia, déjame”.

Y sí, cuando eres joven, soñador y estúpido, buscas señales que te salven aunque sea temporalmente. El sonido de una alarma que te indique el camino hacia la salida de emergencia. Quizá no podrás escapar por siempre, pero te habrás salvado de los peores momentos. Cuando has crecido en la miseria, te rodean jaurías de miedos, manadas (dije manadas) de incertidumbres, así que buscas las armas que te ayuden a sobrevivir a los malos tiempos, a tus enemigos más recurrentes, al abandono en que te han dejado, a la indiferencia de tus padres, al desamor al que te han condenado. Y sí, crecerás incompleto, carente de afectos, pero intentarás no volverte un idiota, un permanente fracaso o un triste derrotado. Esta noche no tienes ganas de callar, como dice Patrick Bruel.

>>>

“Los amigos se van, los otros se quedan. Me he dejado juzgar por los comemierda. Encuentros fallidos, tiempo que se quema. Jóvenes cansados, viejos que esperan. Flashes que nos ciegan desde el televisor, bufones que imponen el color del amor. Vagar por la ciudad sin sentirse mejor y ese miedo sin fin y ese puto dolor”. La confusión puede vivir contigo mucho tiempo y nadie tiene un instructivo que te ayude a construir una mejor versión de ti mismo. Tienes que arreglártelas para sentirte vivo, para no crecer como un zombi sin voluntad propia, sin ideas que valgan la pena. Los amigos te pueden influenciar de la mejor o la peor manera, ya tú sabrás elegir lo que más te convenga. Y te equivocarás mil veces, tropezarás más de lo que deseas, pero es la única forma de comprender que el mundo no está en tu contra, que tu destino no está trazado por un dios mezquino o arrogante. Sí, es verdad que en ocasiones te sentirás abandonado en el traspatio, igual que la bicicleta de tu infancia, pero tú eres mucho más que fierros retorcidos u oxidados. Tienes un corazón en el que habita el fuego interno, el coraje que no te dejará darte por vencido. Y tomarás la guitarra, postergarás las lágrimas, te aferrarás a ese sentimiento que lucha por ser valorado, aunque haya gente que se empeñe en manipularte. Lo relevante es desgarrarse la voz, levantar la mano, no quedarse callado, defender tus ideas, atesorar tus principios, ser honesto contigo mismo y el crítico más duro de tus defectos:

“Chicas de la noche,
las que huyen del sol,
y un revolcón con ellas
lo llamamos amor.

La vergüenza maldita
que el espejo devuelve,
reflejando el vacío
y un perdón urgente.

Ver a un niño sufrir,
a un hombre llorar
y tener que admitir
tanta mediocridad.

Canciones que nacen
como un grito feroz
desgarran mi garganta
hasta romper la voz”.

>>>

Dejarás amigos en el camino, algún amor imposible, muchos recuerdos que un día se extinguirán, un álbum de fotos que no querrás volver a mirar, pero guardarás las canciones, los libros que han sido como faros que te han resguardado del naufragio. Quizá no habrá muchas victorias por celebrar, pero un día llegarás a tierra firme con la convicción de haber sobrevivido. Y los poemas te hablarán al oído y las musas se rebelarán ante tus desvaríos. Y no, seguramente no serás el mejor tipo del mundo, pero de menos serás coherente contigo mismo. Y tendrás derecho a mirar a los ojos y odiar a los corruptos y maldecir a los cretinos. Y serás solidario con los desprotegidos y crítico con los poderosos. Y no volverán a engañarte más porque has crecido a la sombra de falsas esperanzas y discursos podridos de los presidentes más grises o los políticos sin escrúpulos. Y cada mañana te levantarás con ganas de que este país encuentre un revulsivo, pero convencido de que la mejor revolución empieza por uno mismo. Y sí, como dictan los himnos verdaderos, hay que desgarrarse la voz y gritar que tú no estás podrido. O como bien dice Joaquín Sabina:

“Me considero un rojo
sin diminutivos.

No soy un rojillo,
soy un rojo.

Y eso no quiere decir comunista,
ni socialista, ni anarquista,
quiere representar esa hermosísima ideología
de hace unos años,
que hacía creer que esta infamia de mundo
podía cambiar de alguna manera”.

¿Y por qué escribo todo esto? Sólo es una declaración de principios. Además hay días en que mi humor no está para carnavales. Y encima de todo, mis ideas nunca son una parvada de palomas mensajeras, sino que revolotean en mi cabeza cual bandada de murciélagos que necesitan la noche para sentirse vivos, aunque sea por unas horas.

manualparacanallas@hotmail.com

 

Manual para canallas

Roberto G. Castañeda
El Universal
Jueves 01 de julio de 2010

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario